De Corazón a corazón: Gen 19,15-29 (Huida de Lot: "No mires atrás"; destrucción de Sodoma y Gomorra; la mujer de Lot mira hacia atrás); Mt 8,23-27 ("Señor, sálvanos… Hombres de poca fe").

Contemplación, vivencia, misión: La Iglesia, como "familia" de Jesús, es siempre como una barca que pasa sus momentos de tempestad. El "tiempo", como todos los dones de Dios, no es un don definitivo, sino un ensayo para recibir al mismo Dios. El "paso" de estos sus dones al mismo Dios, es casi siempre doloroso. Parece silencio y ausencia. Pero todo es necesario para "volver" al Corazón de Dios. Jesús nos examina de amor, puesto que nos basta él: "Dame tu amor y gracia, que ésta me basta" (S. Ignacio). "Sólo Dios basta" (Santa Teresa). La fe, la confianza y el amor van disipando el "miedo", pero las sorpresas son constantes y hay que afrontarlas con humildad y apoyados en él: "Todo lo puedo en aquel que me conforta" (Fil 4,13).

En el día a día con la Madre de Jesús: Ella caminó siempre hacia adelante, llena de fe y esperanza, traduciendo su "sí" en donación: hacia Ain Karim, Belén, Egipto, regreso a Nazaret, hacia Caná y el seguimiento evangélico, hacia el Calvario y Pentecostés, siempre como camino de "Pascua" (cfr. Lc 2,41), dejándose sorprender por Jesús sin adelantarse a Él.

AÑO DE LA FE: "Nosotros podemos repetir hoy lo mismo que Pablo VI: la Iglesia es servidora del hombre, la Iglesia cree en Cristo que ha venido en carne humana y por esto sirve al hombre, ama al hombre, cree en el hombre" (Papa Francisco, Discurso 22 junio 2013)