Siete Pasos para Retener la Liberación
La armadura espiritual del cristiano aparece descrita en Efesios 6:10-18. Hay siete piezas en esta armadura: (1) Los lomos ceñidos con la verdad. (2) La coraza de la justicia. (3) Los pies calzados con el apresto del evangelio de la paz. (4) El escudo de la fe. (5) El yelmo de la salvación. (6) La espada del Espíritu que es la palabra de Dios. (7) La oración en el Espíritu.
Es indispensable prestar atención al "yelmo de la salvación" porque es el guardián del pensamiento. La mayoría de los demonios al asaltar los pensamientos busca entrar de nuevo. Conviene ser muy cuidadoso con los pensamientos que se puedan considerar como negativos, porque son del enemigo. Sepárelos de los suyos. Reprenda y rechace los pensamientos que le den los demonios y reemplácelos con pensamientos espirituales positivos.
(ver Filipenses 4:8.) "8 Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud o valor, tenedlo en aprecio. 9 Todo cuanto habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con vosotros".Resista al diablo a la primera señal de ataque.
2. Confesar PositivamenteLas confesiones negativas caracterizan la influencia demoníaca: Las confesiones positivas son expresión de la fe. Confiese lo que la palabra de Dios dice. Cualquier otra confesión abrirá la puerta al enemigo.
"Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho" (Marcos 11: 23).
3. Permanecer en las Escrituras.
Jesús soportó la tentación de Satanás usando las Escrituras. La palabra de Dios es un espejo para el alma:
22 Poned por obra la palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno se contenta con oír la palabra sin ponerla por obra, ése se parece al que contemplaba sus rasgos fisionómicos en un espejo: 24 efectivamente, se contempló, se dio media vuelta y al punto se olvidó de cómo era. 25 En cambio el que considera atentamente la Ley perfecta de la libertad y se mantiene firme, no como oyente olvidadizo sino como cumplidor de ella, ése, practicándola, será feliz. (Santiago 1 :22-25);
Es una lámpara que nos guía los pies:
105 Tu palabra es antorcha para mis pasos, luz para mi sendero. (Salmo 119:105);
es un agente de limpieza:
25 Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, (Efesios 5:25-26);
es una espada de dos filos que descubre las intenciones del corazón:
12 Pues, viva es la palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta la división entre alma y espíritu, articulaciones y médulas; y discierne sentimientos y pensamientos del corazón. (Hebreos 4:12);
y es alimento para el espíritu:
2 Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcáis para la salvación,(1 Pedro 2:2)
4 Mas él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» (Mateo 4:4).
Nadie puede mantener su liberación si no considera la palabra de Dios como un factor primario en su vida.
4. Crucificar la Carne
5. Desarrollar una Vida de Continua Alabanza y de Constante Oración.
La alabanza silencia al enemigo. La alabanza no es una actitud del corazón. La alabanza es una expresión hacia Dios de gratitud, de adoración y de gozo por medio del habla, el canto, la danza, el aplaudir, el tocar instrumentos musicales, etc. Ore en el Espíritu (en lenguas) y también en el entendimiento
6. Mantener una Vida de Compañerismo y de Actividades Espirituales
"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley del Señor está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo 10 que hace, prosperará" (Salmo 1: 1-3).'
4. Crucificar la Carne
Tome diariamente su cruz y siga al Señor Jesucristo.
23 Decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. (Lucas 9:23).
Rompa con todos los viejos patrones que le han mantenido a usted ligado a los espíritus del mal. Si los apetitos de la carne, los deseos, y la concupiscencia, no se llevan a la cruz, se deja una vía abierta para que los demonios regresen
19 Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, 20 idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, ambición, divisiones, disensiones, 21 rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. 24 Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias.(Gálatas 5: 19-21, 24).
5. Desarrollar una Vida de Continua Alabanza y de Constante Oración.
La alabanza silencia al enemigo. La alabanza no es una actitud del corazón. La alabanza es una expresión hacia Dios de gratitud, de adoración y de gozo por medio del habla, el canto, la danza, el aplaudir, el tocar instrumentos musicales, etc. Ore en el Espíritu (en lenguas) y también en el entendimiento
14 Porque si oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi mente queda sin fruto. (1 Corintios 14:14),"ore sin cesar"
17 Orad constantemente.(1 Tesalonicenses 5:17).
6. Mantener una Vida de Compañerismo y de Actividades Espirituales
La oveja que se aparta del rebaño es la que corre más peligros. Encuentre y cumpla su función dentro del cuerpo de Cristo. Anhele los dones espirituales y permita que obren en usted dentro de su iglesia:
Manténgase bajo la autoridad de su director espiritual.7 A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común. 8 Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9 a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carisma de curaciones, en el único Espíritu; 10 a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas. 11 Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad.El símil del cuerpo.12 Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo.13 Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.14 Así también el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.(véase 1 Corintios 12:7 -14).
7. Sométase Totalmente a Cristo
Decida que todo pensamiento, toda palabra y toda acción reflejen la misma naturaleza del Señor Jesús. Permanezca en Cristo para que el fruto del Espíritu pueda producirse en abundancia. Los espíritus demoníacos son enemigos del fruto del Espíritu. La fe y la confianza en Dios son las mayores armas contra las mentiras del diablo.
16 embrazando siempre el escudo de la fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del maligno. (Efesios 6:16).
NOTA: Seguir estos siete pasos asegurará que su "casa" (su vida) esté llena después de haber sido limpiada. Ningún demonio podrá regresar y mucho menos traer otros con él. Si un espíritu le engaña y vuelve a entrar, asegúrese de su expulsión lo más rápido que pueda, ya sea que usted mismo lo haga o con la ayuda de otros creyentes. Si posteriormente aparecen en su vida otras áreas de actividad demoníaca, busque liberación. Jesús ha hecho posible una liberación completa. Camine diariamente en liberación. ¡No se contente con menos!
10 Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! (Romanos 5: 10)
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