10… Por consiguiente, un evangelizador no debería tener permanentemente cara de funeral… «Y ojalá el mundo actual –que busca a veces con angustia, a veces con esperanza– pueda así recibir la Buena Nueva… a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo» (cita EN 80).
31.El obispo… a veces estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo.
86 (no nos dejemos robar)… Mantengan viva la esperanza … A veces el cántaro se convierte en una pesada cruz… el Señor se nos entregó como fuente de agua viva. ¡No nos dejemos robar la esperanza!
96… Nuestra historia de Iglesia, que es gloriosa por ser historia de sacrificios, de esperanza, de lucha cotidiana… en el servicio.
108… Es conveniente escuchar a los jóvenes y a los ancianos. Ambos son la esperanza de los pueblos… Los jóvenes nos llaman a despertar y acrecentar la esperanza… nos abren al futuro … 109… Seamos realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega esperanzada. ¡No nos dejemos robar la fuerza misionera!
114.Ser Iglesia es ser Pueblo de Dios, de acuerdo con el gran proyecto de amor del Padre… Quiere decir anunciar y llevar la salvación de Dios en este mundo nuestro… necesitado de tener respuestas que alienten, que den esperanza, que den nuevo vigor en el camino.
121… Tu corazón sabe que… eso que te ayuda a vivir y que te da una esperanza, eso es lo que necesitas comunicar a los otros. 125… Pienso en la fe firme de esas madres … que se aferran a un rosario… o en tanta carga de esperanza… para pedir ayuda a María, o en esas miradas de amor entrañable al Cristo crucificado.
142… La memoria del pueblo fiel, como la de María, debe quedar rebosante de las maravillas de Dios. Su corazón, esperanzado en la práctica alegre y posible del amor que se le comunicó.
159… Una predicación positiva siempre da esperanza, orienta hacia el futuro, no nos deja encerrados en la negatividad. 181… La verdadera esperanza cristiana, que busca el Reino escatológico, siempre genera historia.
183… La humanidad… con sus anhelos y esperanzas… el pensamiento social de la Iglesia… no deja de ser un signo de esperanza que brota del corazón amante de Jesucristo.
265… «El misionero está convencido de que existe ya en las personas y en los pueblos, por la acción del Espíritu, una espera… El entusiasmo por anunciar a Cristo deriva de la convicción de responder a esta esperanza».
271… En nuestra relación con el mundo, se nos invita a dar razón de nuestra esperanza. 275… El hombre no puede vivir sin esperanza: su vida, condenada a la insignificancia, se volvería insoportable … Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza.
278… La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo… Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva!
286… Ella (María) es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia
288… Es el Resucitado quien nos dice, con una potencia que nos llena de inmensa confianza y de firmísima esperanza: «Yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5). Con María avanzamos confiados hacia esta promesa.
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