De Corazón a corazón: Is 52,13-15.53,1-12 ("Mi Siervo será exaltado… Justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos"); Heb 4,14-16; 5,7-9 ((Jesús… Sumo Sacerdote que penetró el cielo… Por medio de sus propios sufrimientos… llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen"); Jn 18,1-40;19,1-42 (pasión según S. Juan)

Contemplación, vivencia, misión: "Me amó" (Gal 2,20), "nos amó" (Efes 5,2), "amó a la Iglesia" (Efes 5,25), dándose a sí mismo como Sacerdote y Víctima, Buen Pastor, Amigo único y de todas las horas. Su entrega fue total y dolorosa, asumiendo nuestra historia manchada en la suya inmaculada, para hacernos partícipes de su misma vida divina, pura y santa.

*En el día a día con la Madre de Jesús: "Recibiste entonces la palabra: « Mujer, ahí tienes a tu hijo » (Jn 19,26). Desde la cruz recibiste una nueva misión. A partir de la cruz te convertiste en madre de una manera nueva: madre de todos los que quieren creer en tu Hijo Jesús y seguirlo. La espada del dolor traspasó tu corazón… Junto a la cruz, según las palabras de Jesús mismo, te convertiste en madre de los creyentes" (Benedicto XVI, Spes Salvi 50)

*Alegría del Evangelio, renovación misionera: "En ese crucial instante, antes de dar por consumada la obra que el Padre le había encargado, Jesús le dijo a María: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» … Estas palabras de Jesús al borde de la muerte … son más bien una fórmula de revelación que manifiesta el misterio de una especial misión salvífica" (Evangelii Gaudium, n.285)