De Corazón a corazón: Zac 12,10-11;13,1 ("Derramaré un espíritu de gracia… Mirarán al que traspasaron… habrá una fuente abierta"); Gal 3,26-29 ("Revestidos de Cristo… sois uno en Cristo Jesús"); Lc 9,18-24 ("Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame")

Contemplación Vivencia Misión: Hay que captar el mensaje de Jesús, escuchando los latidos de su Corazón abierto en la cruz, presente en la Eucaristía, fuente de agua viva, que es la vida nueva en el Espíritu Santo, para "revestirse" de Cristo. La pregunta de Jesús ("¿qué dicen… qué decís?") es un examen de amor permanente, en cada época de la historia. Se trata de "seguirle", es decir, de compartir su misma vida, sin anteponer nuestras preferencias a las suyas. La "cruz" no tiene sentido, si no es como expresión de un amor de totalidad, que se concreta en solidaridad con los que sufren, para ser "uno en Cristo Jesús".

En el día a día con la Madre de Jesús: El Señor no nos pide ir "delante" de él, sino "seguirle", imitarle, vivir en sintonía con él, no poder prescindir de él ni dudar de su amor. Y nos hace el regalo de poder "estar de pie junto a la cruz", como su Madre.

AÑO DE LA FE: "Dios ha revelado que su amor por el hombre, por cada uno de nosotros, es sin medida: en la cruz, Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre, nos muestra del modo más luminoso a qué grado llega este amor, hasta darse a sí mismo, hasta el sacrificio total" (Benedicto XVI, 24 octubre 2012)