Domingo décimo Tiempo Ordinario (9 junio 2013, S. Efrén)

De Corazón a corazón: 1Re 17,17-24 (Elías resucita al hijo de la viuda de Sarepta); Gal 1,11-19 ("Me llamó por su gracia… para que lo anunciase entre los gentiles"); Lc 7,11-17 (Jesús resucita al hijo de la viuda de Naim: "Tuvo compasión… Joven, levántate")

Contemplación, vivencia, misión: La "sanación" y "resurrección" más difícil es la de empezar una vida nueva, en la que Cristo sea el centro. Pablo fue fiel a la gracia recibida y se dedicó a "completar" la vida y prolongar la misión de Cristo, sin rebajas ni fronteras. Las resurrecciones que realizó Jesús (la hija de Jairo, el joven en Naim, Lázaro de Betania) fueron sólo un preludio de una gracia mayor: poder vivir y morir amando unidos a Cristo para resucitar con él al final de la historia.

En el día a día con la Madre de Jesús: La "compasión" del Corazón de Cristo tiene las connotaciones del seno y del Corazón de su Madre y nuestra. Una Iglesia que no llorara por sus hijos enfermos o muertos, habría perdido su naturaleza misionera y su razón de ser.

AÑO DE LA FE: La fe es adhesión personal a Cristo y sintonía con su Corazón. "No basta decir: «Pero yo creo en Dios, Dios es el único Dios». Está bien, pero ¿cómo vives este camino de vida?" (Papa Francisco, homilía 6 junio 2013)