De Corazón a corazón: Sir 35,15-17.20-22 ("La súplica del humilde atraviesa las nubes"); 2Tm 4,6-8.16-18 ("La corona… a todos los que hayan aguardado con amor su venida"); Lc 18,9-14 ("Dos hombres subieron al templo a orar… El publicano se golpeaba el pecho diciendo: Ten piedad de mí que soy un pecador")

Contemplación, vivencia, misión: Sólo oramos de verdad cuando nos presentamos antes Dios tal como somos, sin trampas ni disfraces. Nuestra realidad es limitada y quebradiza, como la de todos los demás. Pero el aliento de esperanza viene de saberse amados por un Dios que no se cansa de regalarnos "su sol" todos los días. Orar es desear, esperar, estar alegres con la presencia de quien sabemos que nos ama tal como somos. Este mensaje de Cristo es para toda la humanidad, sin fronteras de raza, religión o cultura. El apóstol "arde en caridad y abrasa por donde pasa" (S. Antonio Mª Claret).

*En el día a día con la Madre de Jesús y AÑO DE LA FE: "Enséñanos tu mismo amor de predilección hacia los pequeños y los pobres, hacia los excluidos y los que sufren, por los pecadores y por los que tienen el corazón perdido: reúne a todos bajo tu protección y a todos entrégales a tu Hijo dilecto, el Señor Nuestro, Jesús" (Papa Francisco, entrega a María, 13 octubre 2013).