De Corazón a corazón: Hech 20,17-27 (28) ("Soy prisionero del Espíritu… tened cuidado de la grey… que Dios se adquirió con la sangre de su propio Hijo"); Jn 17,1-11 ("Yo te he glorificado… los que tú me has dado… son mi gloria-expresión")
Contemplación, vivencia, misión: Pablo siguió siempre las inspiraciones del Espíritu Santo, que hace de cada apóstol una transparencia o signo visible de Jesús Resucitado. Decía San Juan de Ávila, comentando la doctrina paulina de Rom 8,9, dice: "No has de vivir, hermano, por tu seso, ni por tu voluntad, ni por tu juicio; por Espíritu de Cristo has de vivir" (Sermón 28). Las "almas" se conquistan con fidelidad gozosa y generosa al Espíritu de amor.
*"La alegría del Evangelio" con la Madre de Jesús: María, después de la Ascensión, tuvo el encargo de "mecer la cuna de la Iglesia naciente" (Bta. María Inés Teresa Arias). "María sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos" (Evangelii Gaudium, n.288)
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