De Corazón a corazón: Apo 1,1-4; 2,1-5 ("Aquel que era, que es y que va a venir… Has perdido el primer amor"); Lc 18,35-43 ("Pasaba Jesús"… - el ciego: - "Jesús, ten compasión de mí… Señor, que vea")

Contemplación, vivencia, misión: Nos examina siempre "Alguien" que nos lleva en el corazón y que nos invita a entrar en su amistad e intimidad. Por esto, la mayor reprensión sería si nos dijera que no es Él nuestro "primer amor", a partir del cual amamos de verdad a los demás. Él nos acompaña, nos habla al corazón, y, a veces, como en Emaús o en Jericó, hace ademán de "pasar" adelante y "ausentarse", para que sintamos necesidad de su compañía y de su luz: "Señor, que vea".

*En el día a día con la Madre de Jesús: "Todos nos damos cuenta de la necesidad de que la luz de Cristo ilumine todos los ámbitos de la humanidad" (Benedicto XVI Verbum Domini, n.93). Lo que María meditó en su corazón (Lc 2,10.51) y compartió orando en el Cenáculo (cfr. Hech 1,14), incluye también la experiencia de todos los que hemos encontrado a Cristo en nuestro caminar. Formamos parte de su experiencia maaterna sobre Cristo nuestro hermano.
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