De Corazón a corazón: Ex 17,3-7 (“Golpearás la peña y saldrá de ella agua”); Rom 5,1-2.5-8 ("El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado"); Jn 4,5-42 (“Jesús, fatigado del camino… Dame de beber… si conocieras el don de Dios”)

Contemplación, vivencia, misión: El "agua" que brota del costado de Cristo muerto en cruz, es fruto de su "sangre" como expresión de su vida donada, "don de Dios". Es el "agua viva", vida nueva en el Espíritu Santo, que Jesús prometió para todos (Jn 7,38), y que ofreció a la Samaritana (cfr. Jn 4,14). Por esta agua "bautismal", por la que se nos comunica el Espíritu Santo, podemos "renacer" (Jn 3,5) y orar "en Espíritu y en verdad" (Jn 4,23).

*En el día a día con la Madre de Jesús: El encuentro de la sed de Dios con la sed del hombre, expresado en el encuentro de Jesús con la Samaritana, había comenzado en el seno de María cuando ella iba “aprisa” para comunicar “la alegría” del Salvador (cfr. Lc 1,39).

*Alegría del Evangelio, renovación misionera: “Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas… Necesitamos contemplarlo para lograr un diálogo como el que el Señor desarrolló con la samaritana, junto al pozo, donde ella buscaba saciar su sed (cf. Jn 4,7-26)” (Evangelii Gaudium, n.71-72)