De Corazón a corazón: Sant 5,9-12 ("Proclamamos felices a los que sufrieron con paciencia"); Mc 10,1-12 ("Lo que Dios unió, no lo separe el hombre")

Contemplación, vivencia, misión: La "paciencia" indica siempre una actitud de "esperar" a Cristo, que viene a nuestro encuentro por medio de hermanos y acontecimientos. Pueden ser incluso los que "no saben lo que hacen" (Lc 23,34). La paz nace en el corazón cuando todo se afronta como "copa" preparada por el Padre. Nos toca caminar juntos como peregrinos. La vida matrimonial no se convierte en divorcio declarado o solapado, cuando cada uno busca servir al Señor en los demás. La fecundidad es fruto de la verdadera donación. En las pequeñas comunidades y especialmente en las familias, cuando reina el amor, Cristo está "en medio" (Mt 18,20).

*En el día a día con la Madre de Jesús: La familia que reza unidad, como en el Cenáculo con María (cfr. Hech 1,14), permanece unida en la aventura de la vida.

*Alegría del Evangelio, renovación misionera: "El aporte indispensable del matrimonio a la sociedad supera el nivel de la emotividad y el de las necesidades circunstanciales de la pareja… no procede del sentimiento amoroso, efímero por definición, sino de la profundidad del compromiso asumido por los esposos que aceptan entrar en una unión de vida total" (Evangelii Gaudium, n.66)