De Corazón a corazón: Is 40,25-31 ("El Señor reanima al cansado y reconforta al débil"); Mt 11,28-30 ("Venid a mí todos los que estáis cansaos y oprimidos, y yo os aliviaré… mi yugo es suave")

Contemplación, vivencia, misión: La gran sorpresa del Evangelio consiste en captar los latidos siempre inéditos del Corazón de Cristo. Invita a todos a participar de su misma vida y amor. La debilidad no es una excusa, como tampoco lo es el cansancio y el desánimo. En Él encontramos el fundamento de nuestra confianza inquebrantable en el amor de Dios. En boca de Jesús "todos" significa cada uno sin excepción.

*Hacia la Navidad con la Madre de Jesús: El Señor ha hecho suya nuestra historia, como "yugo" que él, al cargarlo como cruz sobre sus hombros, lo ha suavizado para nosotros. El "yugo" es "suave" cuando podemos decir, unidos a él, "mi peso es el amor" (San Agustín). Es el "yugo" que compartió con su Madre y nuestra, para hacérnoslo más suave.

*Alegría del Evangelio, renovación misionera: "No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!" (Evangelii Gaudium, n.3).