(Introducción) n.5. El Evangelio, donde deslumbra gloriosa la Cruz de Cristo, invita insistentemente a la alegría. Bastan algunos ejemplos: "Alégrate" es el saludo del ángel a María (Lc 1,28). La visita de María a Isabel hace que Juan salte de alegría en el seno de su madre (cfr. Lc, 1,41). En su canto María proclama: "Mi espíritu se estremece de alegría en Dios, mi Salvador (Lc 1,47).
(Cap.III: El anuncio del Evangelio) n.142. La memoria del pueblo fiel, como la de María, debe quedar rebosante de las maravillas de Dios. Su corazón, esperanzado en la práctica alegre y posible del amor que se le comunicó, siente que toda palabra en la Escritura es primero don antes que exigencia.(Cap. IV: Dimensión social de la evangelización) n.197. Todo el camino de nuestra redención está signado por los pobres. Esta salvación vino a nosotros a través del «sí» de una humilde muchacha de un pequeño pueblo perdido en la periferia de un gran imperio. El Salvador nació en un pesebre, entre animales, como lo hacían los hijos de los más pobres.
(Cap.V: Evangelizadores en Espíritu) (María, la Madre de la evangelización)
84. Con el Espíritu Santo, en medio del pueblo siempre está María. Ella reunía a los discípulos para invocarlo (Hch 1,14), y así hizo posible la explosión misionera que se produjo en Pentecostés. Ella es la Madre de la Iglesia evangelizadora y sin ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización.
(El regalo de Jesús a su pueblo)
285… (Jn 19,26-27)… Jesús nos dejaba a su madre como madre nuestra… Cristo nos lleva a María. Él nos lleva a ella, porque no quiere que caminemos sin una madre.
286. María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura. Ella es la esclavita del Padre que se estremece en la alabanza. Ella es la amiga siempre atenta para que no falte el vino en nuestras vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros… «¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?».
(La Estrella de la nueva evangelización)
287. A la Madre del Evangelio viviente le pedimos que interceda para que esta invitación a una nueva etapa evangelizadora sea acogida por toda la comunidad eclesial.
288. Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia… María sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos… Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos… para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz…
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