De Corazón a corazón: Col 1,15-20 ("Cristo es imagen de Dios invisible… todas las cosas subsisten en él… pacificándolas con la sangre de su cruz"); Lc 5,33-39 ("Cuando les arrebate el esposo, entonces ayunarán… vino nuevo en odres nuevos")

Contemplación, vivencia, misión: La vida tienen sentido esponsal, por ser vida compartida con Cristo, amigo y "esposo" ("consorte"). Entonces el trabajo, el gozo, el dolor, el sacrificio, recobran su orientación. Las normas se hacen pesadas cuando dejan de ser un signo de que Dios es "mendigo" de nuestro amor. Ya todo suena a Jesús: "Mi Amado, las montañas", "Dios mío y todas las cosas". La creación está centrada en él, los seres suenan a él, "todo se apoya en él", porque "yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los dejó de su hermosura" (S. Juan de la Cruz).

*En el día a día con la Madre de Jesús: El "vino bueno" de Caná es el que consiguió María con su oración humilde y confiada. Es el vino de la vida en Cristo, que hemos de desear y pedir para nosotros y para los demás.

AÑO DE LA FE: "San Juan introduce aquí su solemne testimonio cuando, junto a la Madre de Jesús, contempla al que habían atravesado (cf. Jn 19,37): « El que lo vio da testimonio, su testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis » (Jn 19,35)" (Lumen Fidei, n.16).