De Corazón a corazón: Hech 15,1-2.22-29 ("Han entregado sus vidas… hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros"); Apo 21,10-14.22-23 ("La Ciudad Santa… su lámpara es el Cordero"); Jn 14,23-29 ("Si alguno me ama, mi Padre le amará… vendremos a él y haremos morada en él")

Contemplación, vivencia, misión: Jesús nos ha enseñado una verdad trascendental: Dios Amor (Padre, Hijo, Espíritu Santo), que ya está presente en todas las cosas y en todos los corazones (presencia de inmensidad), se comunica a sí mismo, dándose él, haciéndonos partícipes de su misma vida (presencia de inhabitación), cuando un corazón se abre a su proyecto de amor. Vale la pena gastar la vida (como Pablo) para proclamar esta verdad y vivencia. La historia queda iluminada por Cristo (el Cordero inmolado) en un itinerario que lleva a la visión y encuentro con Dios Amor.

*En el día a día con la Madre de Jesús: "San José, conjuntamente con María, sólo tienen un centro común de atención: Cristo. Para escuchar al Señor, es necesario aprender a contemplarlo, a percibir su presencia constante en nuestra vida; en necesario dialogar con él, darle lugar con nuestra oración" (Papa Francisco, 1 mayo 2013).
AÑO DE LA FE: La vida es un itinerario para aprender a vivir familiarmente con Dios, haciendo de la tierra un "cielo" anticipado, de hermanos que comparten con gratuidad los dones recibidos. Es el itinerario de nuestra fe.