De Corazón a corazón: 1Pe 1,10-16 (“Poned toda vuestra esperanza en la gracia… sed santos”); Mc 10,28-31 (“Lo hemos dejado todo y te hemos seguido”)
Contemplación, vivencia, misión: En la comunidad eclesial primitiva, aún antes de tener por escrito los evangelios, se vivía en “armonía” de sentimientos “con la Madre de Jesús” (Hech 1,14). En su Corazón y en el de la Iglesia, resonaba toda la vida y mensaje de Jesús. Por esto, el tono era de generosidad y de confianza, sabiendo que, con la ayuda de la gracia, era posible caminar en el amor, con “un solo corazón” (Hech 4,32), sin anteponer nada al amor de Cristo.
*En el día a día con la Madre de Jesús: Cualquier aspecto del mensaje de Jesús, al mirar a su Madre y nuestra, nos recuerda de nuevo su invitación, reflejo de su propio “sí” a la Alianza: “Haced lo que él os diga”. Ella “antecede con su luz al Pueblo peregrinante como signo de esperanza y de consuelo” (LG 68).
*Alegría del Evangelio, renovación misionera: “Los discípulos del Señor son llamados a vivir como comunidad que sea sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-16)” (Evangelii Gaudium, n.92)
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