De Corazón a corazón: Dan 7,9-10.13-14 ("Su vestidura blanca como la nieve… como un hijo de hombre") /  2Pe 1,16-19 ("Escuchamos esta voz estando con él en el monte santo"); (Año A:) Mt 17,1-9 ("Se transfiguró delante de ellos"); (Año B: 2012) Mc 9,2-10 ("Es hermoso estar aquí"); (Año C:) Lc 9,28-36 ("Éste es mi Hijo amado, escuchadlo")

Contemplación, vivencia, misión: A nosotros nos parece que esto tenía que haber ocurrido durante toda su vida, desde su vida oculta en Belén y Nazaret. Pero su "transfiguración" fue sólo en el Tabor (y en el bautismo), como anunciando el misterio pascual de su muerte y resurrección. La realidad externa de las cosas y de las personas, tal como las vemos, deja entrever, gracias a Jesús, un misterio de amor, que sólo descubriremos escuchando la Palabra de Dios en el corazón: "Éste es mi Hijo amado". Es siempre Jesús "ayer, hoy y siempre" (Apo 13,8).

* En el día a día con la Madre de Jesús: "Escuchar" no es lo mismo que "oír". Hay que aprender a admirar, acoger, comprender, acompañar, para "escuchar". María escuchaba meditando en el corazón (cfr. Lc 2,19-51); por esto, para ella Jesús fue siempre "Jesús" (Salvador), "Emmanuel" (Dios con nosotros), nacido de ella e "Hijo del Altísimo".